Domingo de Ramos: Comenzamos la Semana Santa en la que culmina el Misterio Pascual de Cristo

Cáritas Madrid 14 de Abril de 2019

Entramos en la Semana Santa: los siete días en los que conmemoramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Una oportunidad para descubrir, experimentar y fomentar nuestra fe

Entramos en la Semana Santa: los siete días en los que se conmemoramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Una oportunidad para descubrir, experimentar y fomentar nuestra fe

Cáritas Madrid. 14 de abril de 2019- La Pasión que proclamamos y escuchamos este año es del evangelista Lucas. En ella vamos a contemplar a Jesús en muchos lugares: con sus amigos celebrando la Pascua u orando, con los jefes de Jerusalén en sus distintas casas, con la multitud que ha cambiado sus gritos de alegría por otros de odio infinito, en el camino al Calvario y en la cruz en ese mismo lugar, en la tumba después de su muerte. Es llevado y es traído de un lugar para otro, pero siempre es él: dando palabras de ánimo a Pedro, a las mujeres de Jerusalén o al buen ladrón.

Cumpliendo la misión para la que ha sido enviado, cumpliendo la voluntad del Padre. Como en las otras lecturas y el salmo, queda ante la injusticia y la maldad, ante la muerte, un resquicio a la esperanza, sobre todo si, como el mismo Jesús, tampoco nosotros nos conformamos, sino que creemos, también como él, que la última palabra solo la puede tener el Padre: vida.

Contemplemos y acompañemos a Jesús, a los pocos discípulos que estuvieron allí hasta su final, a las mujeres —siempre tan presentes—, a los que fueron crucificados con él. Llevemos a Jesús a su tumba con José de Arimatea y, como las mujeres, observemos donde se ha puesto su cuerpo para preparar ungüentos y ungir al Maestro.

El relato de la Pasión llega a la máxima tensión cuando Jesús, tras haber sido sometido a un juicio «amañado» entre las autoridades judías y romanas, azotado, y clavado en la cruz, y en medio de las burlas de aquellos que lo observan, se dirige al Padre con una frase conmovedora: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». A los que miramos la escena desde fuera sus palabras nos desbordan y nos sitúan al borde de la indignación: ¿Cómo es posible? Jesús, unos instantes antes de entregar su vida del todo, esa que han violentado y torturado, es capaz de dar un inmenso abrazo de reconciliación.

Su amor misericordioso llega a tal extremo que es capaz de disculpar «porque no saben lo que hacen», y perdonar a los que tanto mal le han hecho.

Nuestro mundo necesita abrazos misericordiosos de reconciliación para romper las espirales de violencia. El perdón implica reconocer la humanidad del agresor, aunque no contradice la justicia ni la memoria de las víctimas. Perdonar conlleva renunciar a la venganza y a la violencia como respuesta a la agresión recibida. Decía Gandhi que «perdonar es el valor de los valientes. Solo aquel que es bastante fuerte para perdonar una ofensa sabe amar». ¿Somos valientes para perdonar?

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